Este componente cultural se acentúa aún más cuando la música es la protagonista de festivales como el Festival Internacional de Benicásim (sí, lo escibo así, igual que escribo Londres y Nueva York en vez de London y New York), que se jacta de contar con los grupos y artistas más importantes del panorama independiente y alternativo del pop-rock, la electrónica y la música de baile.
Pero la crisis económica parece que ha impedido a algunos poder asistir a este evento cultural. Incluso una de las pobres víctimas de la crisis ha tenido su minuto de gloria cuando, entrevistada por Antena 3 en su informativo, en un alarde de cultura y buen uso del lenguaje, decía:
Este año no puedo ir al festival y lo celebraré así (escuchando música en la playa), ya que la entrada está muy elevada.
Claro que sí, chaval. Entiendo que uno sea especialmente culto, y que incluso pretenda adornar su cultura usando el termino "elevada" en lugar de "cara". Pero hijo, si dices elevada, no olvides mencionar que hablas del precio de la entrada. Si no, alguno pensará que la entrada no está a nivel del suelo y hay que dar un saltito para entrar, y claro, con el peso que supone tanta cultura encerrada en tu cabezota, no creo que puedas elevarte más que unos centímetros del suelo, insuficientes para accedera a la entrada tan elevada del Festival...