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viernes, 20 de noviembre de 2009

Carrefour y las bolsas de plástico

La conciencia social que hay en torno al calentamiento global(TBB), no confundir con el cambio climático, es una oportunidad única que no pueden desaprovechar las grandes corporaciones para sacar tajada...

Carrefour se ha gastado un buen dinero en una campaña en la que explica las maldades de las bolsas de plástico. Con esa campaña informativa justifican una decisión tan difícil como la de dejar de entregarnos gratuitamente unas cómodas, prácticas y baratas bolsas de plástico.

Ahora, cuando vamos a Carrefour, nos ofrecen a un precio módico unas bolsas de fécula de patata que a duras penas resisten el peso de una docena de huevos talla XL. O a un precio menos módico, unas bolsas reutilizables, que por mucho que doblemos no caben en el bolsillo...

Lamentablemente, los genios de Carrefour no han encontrado solución para sustituir el plástico de los botes de champú o de gel, que supone mucha más cantidad de plástico (probad a pesar un bote de champú vacío y una bolsa de plástico vacía), y las ensaladas Carrefour siguen viniendo envasadas en bolsas de plástico, así como los tomatitos cherry.

Quizá siendo malpensado, podría pasárseme por la cabeza que sólo han dejado de repartir bolsas de plástico porque para ellos esas bolsas suponen un gasto fijo y no pueden repercutirlo directamente al cliente.

Pero no, estoy equivocado. No es por eso. Ya que, cuando pedimos que nos traigan la compra a domicilio, no nos cobran más dinero por llevarnos hasta la puerta de casa el champú envasado en botes de plástico o las bolsas de plástico con ensaladas dentro de una feas, contaminantes y difíciles de reciclar pero a su vez cómodas, prácticas y baratas bolsas de plástico.



Parece que la conciencia climática de Carrefour se acaba cuando está en juego la comodidad y eficacia de su sistema de reparto. Pero si somos nosotros los que tenemos que cargar con bolsas de fécula de patata, entonces la conciencia climática es lo primero.

sábado, 11 de julio de 2009

Aparato eléctrico

Hacía tiempo que no me fijaba en el exquisito vocabulario de los hombres del tiempo, pero esta noche reconozco que me han vuelto a sorprender.

Ahora que llega el verano y, con cambio climático o no, inexorablemente debería hacer calor, es normal que se vuelva a hablar mucho más del clima, sobre todo, cuando el clima hace cosas raras.

Creo que es raro que llevemos varios días, al menos en Barcelona, con un agradable fresquito nocturno que no es que deje dormir, sino que además invita a hacerlo con edredón y todo. De manera que, pese a ser raro, como no es molesto, no es noticia.

Pero sí que ha sido noticia hoy que, no recuerdo dónde, haya habido lluvias acompañadas de aparato(RAE) eléctrico.

La verdad es que con el diccionario en la mano, o en el link que os dejo, quizá la acepción número 4 podría entenderse como válida para describir a los rayos que acompañaban a las lluvias. Pero creo que los meteorólogos deberían usar un lenguaje más normal, al menos los que cobran por contarnos el tiempo que va a hacer, ya que supuestamente ese dinero que cobran es a cambio de explicarnos las cosas, y una buena manera de asegurarse de que algo se explica correctamente es hacerlo de manera sencilla.

Así que les sugiero que nos digan que la lluvia venía acompañada de rayos y truenos, o mejor todavía, que se trataba de una tormenta eléctrica.

Si no, imagino que a más de uno se le habrá ocurrido que con la tormenta venían de regalo tostadoras, aspiradoras, licuadoras, lavadoras y otros aparatos eléctricos.

martes, 20 de enero de 2009

La ola de frío y el mercurio

Estos días se habla poco de calentamiento global. Imagino que las bajas temperaturas que estamos soportando últimamente no son el mejor ambiente para este tipo de conversaciones, aunque los defensores, que son muchos, de estas teorías, defienden que es normal que haga frío en invierno y que eso no quiere decir que no sea verdad que el hombre esté provocando que nuestro planeta se caliente. Pero como dije anteriormente, estos días no se les oye mucho...

Estas temperaturas están haciendo que mis amigos los hombres del tiempo, protagonistas de más de un post de este blog, nos brinden alguna de sus habituales perlas. Hace poco escuché que uno de ellos decía que el mercurio llegó a los 20 bajo cero.

Si la temperatura llegó a los 20 grados bajo cero, obviamente el mercurio llegó a esa temperatura. Y el hierro, el cadmio, el manganeso y seguramente cualquier otro elemento que se encontrara en el lugar en el que se alcanzó esa temperatura.

Si mi estimado hombre del tiempo quería hablar metafóricamente de la temperatura que indican los termómetros(Wiki), The Big Borde le recuerda que, desde julio de 2007, están prohibidos los termómetros de mercurio, porque, como muchas otras cosas, contaminan. Así que señor hombre del tiempo, vaya preparando otra coletilla para decirnos graciosamente qué temperatura indican los termómetros, pues lo del mercurio ya no está bien visto y los demás elementos de la tabla periódica podrían ponerse celosos.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Hectopascales

Creo que hace tiempo que The Big Borde no presta mucha atención al pronóstico del tiempo. Quizá por lo poco útil que es, al menos en Barcelona, donde no dan una.

Últimamente me divierto viendo el pronóstico del tiempo con el iPhone, que pretende decirnos qué tiempo hace hoy y qué tiempo hará en los próximos 5 días. Es muy gracioso ver cómo el lunes hay prevista lluvia para el jueves, el martes parece que el jueves sólo va a estar nublado, y el miércoles ya vemos un precioso sol para el jueves. Y lo mejor, ¡es que a veces el jueves acaba lloviendo!

Entiendo que el pronóstico del tiempo es una ciencia compleja, y creo que éramos más felices cuando Mariano Medina(Wiki) era el único que nos decía qué tiempo haría mañana, y a veces incluso acertaba...

Desde hace unos años Paco Montesdeoca(Wiki) o incluso José Antonio Maldonado(Wiki) han tenido mucha competencia, cada vez más joven y que se hacen mejor los simpáticos, nos dan un pronóstico muy detallado del tiempo que hará en los próximos días e incluso nos sorprenden como la muchacha de hoy en TVE, que de repente ha acabado con años de milibares y nos ha dicho con toda tranquilidad que mañana estaríamos bajo la influencia de un anticiclón con presiones de hasta 1028 hectopascales.

Por unos momentos me imaginé, a falta de un Orson Welles(Wiki) español, a Lorenzo Milá retransmitiendo la versión española de La Guerra de los mundos(Wiki), en la que unos hectopascales horribles descendían de sus naves nodrizas e invadían nuestro país, empezando por Torrespaña y llegando hasta los alrededores de Reinosa, donde se jactan de no haber dejado pasar ni a los romanos(Wiki).

Cuando comprendí que no, que los hectopascales no son seres alienígenas mitad plasma y mitad energía que vienen a invadir nuestro planeta, recordé que la unidad de presión en el Sistema Internacional de Unidades(Wiki) es el pascal(Wiki). Nuestros queridos milibares(Wiki), mucho más inofensivos fonéticamente, no son más que un reducto del pasado, de hombres del tiempo calvos y sin capacidad de predicción, poco fotogénicos y anticuados.

Así que ha llegado la hora de la revolución. ¡Todos a una! No conseguiremos que americanos e ingleses usen metros o kilos, pero nosotros vamos a hablar con propiedad y llevar el Sistema Internacional de Unidades a la vida cotidiana. Os paso unos pequeños consejos para conseguir que todos hablemos correctamente.

  1. En el metro, cuando una maruja(RAE) se nos siente al lado leyendo la prensa gratuita, comentemos con ella con toda naturalidad: Es increíble, estamos a 1028 hectopascales, vaya día nos espera.
  2. Cuando el médico nos pregunte nuestro peso, digamos sin inmutarnos: Teniendo en cuenta que mi masa es de 76 kilogramos(Wiki), y considerando una gravedad redondeada de 9,8 ms2, mi peso es 744,8 Newtons(Wiki).
  3. Cuando, hablando con un conocido con el que nos cruzamos por la calle después de muchos años, queremos comentarle que nuestra vida ha sufrido un cambio radical, podemos decir con semblante serio que nuestra vida ha dado un giro de π radianes.
  4. Cuando decidimos cuidar nuestra línea tras los excesos de la navidad, podemos decir a nuestro nutriólogo que haremos ejercicio y que nos prepare una dieta de 6278,25 Julios.

Pero tenemos otra opción... Podemos seguir diciendo que simplemente la presión atmosférica es alta, que pesamos 76 kilos, que la vida da giros de 180 grados o que una dieta de 1500 calorías pueda ayudar a cuidar la línea. Eso sí, la presión atmosférica, en hectopascales, que es mucho más coloquial. Y cuando vayamos a Inglaterra o Estados Unidos, no olvidemos la calculadora si queremos medir o pesar algo.

lunes, 13 de octubre de 2008

Libro: Estado de miedo

Ya comenté recientemente que me gustan los libros que, una vez acabados, te hacen pensar.

Lo cual no quiere decir que a veces no haya leído otros, tan coñazos(Wiki) como el desfile de las fuerzas armadas, de esos que están muy bien escritos y son muy bonitos pero sólo te dejan pensando cómo es posible escribir tantas líneas sin una sola idea... "El Señor de los anillos" o "Cien años de soledad" son para mí dos buenos ejemplos de grandes libros y grandes coñazos, coñazos que leí de joven y que no me arrepiento de haberlo hecho.

Pero con la edad uno se vuelve más borde y más raro con los gustos. Reconozco que ya no podría leer esos dos libros que he citado, pero en cambio, he pillado una buena racha de lectura relacionada con cambio climático, calentamiento global y otros temas con algo de base científica. El último libro que he leído relacionado con esa temática es Estado de miedo, de Michael Crichton.


La verdad es que me ha sorprendido muy gratamente. Me estoy dando cuenta de que mucha gente crítica con los procedimientos que se están usando mayoritariamente para alertarnos sobre un incremento de las temperaturas medias durante un periodo de tiempo muy concreto y sin una base científica clara, son en general bastante bordes a la hora de explicar su visión sobre este tema. El autor, en este libro, suelta más de una bordería, sólo por eso ya por eso me ha gustado bastante.

Pero que nadie piense que el libro es otra cosa distinta a lo que es; básicamente, lo que hoy llaman un thriller(Wiki), género de libros que suelen defender tesis bien fundamentadas y consistentes, que no tienen por qué ser reales. Pero lo que sí distingue a Estado de miedo de otros libros es la cantidad de datos y referencias que aporta, para dar más consistencia a su historia, que insisto, no es más que una historia. Me temo que muchas de esas referencias, tanto coincidentes como discordantes con sus ideas, me harán leer algún libro más relacionado con este tema.

Me hizo especial gracia un comentario del héroe del libro, que suelo emplear muy a menudo y que me alegró mucho ver que no soy el único que lo usa.

¿Crees que una cosa es más verdad por repetirla?
¿Cuántas veces habéis tenido una conversación, intentando argumentar de varias maneras una idea para intentar convencerle de ella o explicársela a una especie de pared con aspecto de humano, y la única respuesta obtenida por su parte es repetir una y otra vez su única verdad? Yo bastantes...

Y también cuenta, de manera algo borde, que es tremendamente curioso que los científicos, en especial los meteorólogos, no sean capaces de comprender ni mucho menos reproducir el comportamiento del vapor de agua en la atmósfera. Sí, seguro que todos os acordáis, el agua se evapora de los ríos, lagos y mares, se condensa en la atmósfera y se convierte en nubes, y después se precipita, es decir, llueve y vuelve a caer de forma líquida, incluso a veces como cristales de hielo, en ese caso, nieva. Nos lo contaron de pequeñitos y parece fácil.

En algunos países se usa el yoduro de plata para provocar lluvia(elPaís), siempre que haya nubes, claro. Pero de ahí parece que no han pasado los científicos. Ese proceso tan sencillo no ha conseguido entenderse perfectamente, por eso no aciertan cuándo va a llover ni a la de tres, al menos en Barcelona, y por eso, pese a tener tanta agua en el mar que podría evaporarse, condensarse y caer en forma de lluvia, no podemos evitar las sequías y la escasez de agua. Desde aquí, muchos ánimos a los científicos y meteorólogos, a ver si consiguen que llueva a nuestro antojo.

Crichton se tomó con especial cachondeo, en el apartado de referencias, un programa humorístico en el que preguntaban a la gente qué les parecía lo que estaba pasando con el monóxido dihidrogeno, una sustancia presente en ríos y lagos, que permanece en la fruta y las verduras incluso después de lavarlas, y que nos hace sudar. Como podéis comprobar, hay bastante escrito(Google) al respecto... Para los holgazanes de los clicks, estamos hablando del agua.

También el autor le da otro tirón de orejas a los meteorólogos, que no son capaces de predecir cuándo empezará, cuánto durará y cómo será de fuerte el fenómeno meteorológico de El Niño(Wiki). Os aseguro que una vez que vuelva a producirse, saldrán muchos meteorólogos explicando científicamente todas esas cosas, como hacen los economistas cuando la bolsa baja.

Pero la parte que más me gustó es cuando en medio de un congreso, las noticias que ya tenían preparadas los organizadores cambiaban repentinamente en las pantallas de los ordenadores de los asistentes. El autor nos explica que todos los medios de comunicación estaban conectados a una red Wifi, así que imagino que la acción del libro debe ocurrir en un tiempo bastante próximo al actual, ya que en pocos años el Wifi será historia. Imagino entonces que todos estarían conectado a una web hecha en AJAX(Wiki), lástima que el autor, tan proclive a las citas y explicaciones técnicas, no nos aclarara ese detalle.

Dejando aparte la vertiente tecnológica, me gustó especialmente pensar que esa manipulación de la información era un guiño al Ministerio de la Verdad de 1984(Wiki), magnífico libro de George Orwell(Wiki) que leí de joven, en una época en la que no había internet ni blogs. Me concedo el lujo de recomendaros también este libro, publicado en 1949, pero tan válido hoy en día.

jueves, 9 de octubre de 2008

Libro: Blue planet in green shackles

Como bien decía Tomàs Molina en su libro(TBB), el cambio climático(Wiki), es decir, el hecho de que el clima cambia a lo largo del tiempo, es un hecho innegable, que le pregunten a los mamuts(Wiki), en cambio, el calentamiento global(Wiki) sobre el que tanto se habla y escribe, es un tema sobre el que mucho se puede discutir...

Me picó la curiosidad saber que Václav Klaus(Wiki), un político, se haya decidido a explicarnos una posición tan políticamente incorrecta(Wiki) como la que argumenta en su libro, Blue planet in green shackles. Tanto que me lo compré en Amazon.com y lo he leído en inglés.



Después de leerlo, empresa bastante sencilla gracias a sus 100 páginas de texto, sí que me quedan muchas cosas en la cabeza sobre las que pensar, y la sensación de que en el mundo hay muchos más bordes sueltos de lo que yo pensaba, siendo Václav uno de ellos.

Seguiré con mi intención de recordar las principales ideas de los libros que voy leyendo en este blog, para cuando me falle la memoria, y esta vez me costará ser borde con el autor, ya que tanto él como las frases que cita de otros autores son ya bastante bordes y difíciles de superar.

El autor es especialmente crítico con los environmentalists, traducido con más o menos fortuna, los expertos en medio ambiente o ecologistas. No voy a entrar en detalle sobre mi opinión particular al respecto, pero sí en las cuestiones sobre las que al autor nos quiere hacer pensar. Mi favorita es una cita de Michael Crichton, que dice más o menos:

El mayor reto actual para la humanidad es el reto de distinguir realidad de fantasía y verdad de propaganda. Percibir la verdad ha sido siempre un reto para la humanidad, pero en la era de la información (o como yo pienso de ella, de la desinformación), es algo cada vez más urgente e importante.

Estoy muy de acuerdo con esta frase, ¿quién no ha leido un bulo por internet, ha recibido un e-mail con información falsa que ha estado a punto de creerse o ha leído el blog de un borde y se ha dejado engañar sobre algún tema por él? Recordemos que una de las primeras tareas del día para muchos de nosotros es borrar el correo basura que intenta desinformarnos, engañarnos, timarnos o hacernos fantasear.

Pero la que más me ha hecho pensar es una que dice, aproximadamente:

Cuando un científico es conocedor de que sus investigaciones pueden tener consecuencias políticas, sería ético que manifestara públicamente sus ideas políticas.
Creo que es algo mucho más complejo y profundo de lo que parece a simple vista. Los artistas por ejemplo suelen hacerlo, es obvio que ellos, intencionadamente o no, pueden influir a muchos de sus seguidores a través de las letras de sus canciones o los guiones de sus películas. Por activa y por pasiva, estos individuos suelen manifestar claramente cuáles son sus preferencias políticas, claramente alineadas con los partidos que más alegremente subvencionan sus productos cuando el público no los consume. Pero por ejemplo los científicos que defienden la necesidad de actuar de inmediato para prevenir el calentamiento global no suelen expresar sus afinidades políticas, cuando sus predicciones, estudios y recomendaciones claramente influyen políticamente.

También da bastante caña a los científicos cuando habla de su monopsonio(RAE). Esta vez sí que habéis pulsado el link, ¿no? Porque si alguien conocía la palabra, ¡se acaba de convertir en mi ídolo! Como iba diciendo, esa situación de monopsonio, en la que los únicos cliente de los expertos en medio ambiente son los gobernantes, es posible que condicione su trabajo hasta tal punto que sus resultados sean casi siempre los que su único cliente quiere obtener.

Obviamente los políticos no se libran de la sutil ironía del autor del libro. Como ya comenté en el post sobre el libro El año que mi abuelo vio llover(TBB), veo que hay más gente, por ejemplo Václav, que piensa que lo que nos dicen los políticos, que es básicamente que debemos tomar medidas drásticas que ayudaran algo a mitigar el cambio climático, es algo demasiado vago como para que nos resulte motivante.

La frase más borde creo que es ésta:

El fin de la edad de piedra no llegó porque se acabaron las piedras. El fin de la edad del hierro no llegó porque se agotó el hierro. Y el fin de la edad del bronce, obviamente, no llegó después de que los hombres primitivos acabaran con las reservas de bronce del planeta.

Con esa ironía nos quiere hacer pensar si realmente pensamos que el posible agotamiento de las fuentes de energía actuales, por ejemplo el petróleo, supondrá el fin de la humanidad, o si en cambio el ser humano, motivado por la escasez y el consiguiente aumento de precios en un mercado basado en la oferta y la demansa, encontrará otra manera de seguir creciendo y disfrutando de cada vez más bienestar.

Esta frase borde resume muy bien el mensaje del amigo Václav; el hombre evoluciona y se adapta al mundo que le rodea y consigue más bienestar, esperanza de vida y comodidades, siempre que una minoría de hombres, concretamente los políticos, no se lo impidan. Y la segunda parte del mensaje es otra idea que, expresada con mis palabras, más o menos dice:

Antes de tomar medidas drásticas, debemos conocer con la mayor exactitud posible cuál es la influencia del hombre y cuál la de la naturaleza en este ínfimo calentamiento global que se está detectando (durante un periodo de tiempo muy corto y por tanto, con una muestra no necesariamente representativa de una tendencia a largo plazo). Sabiendo esto, podemos decidir si hay que tomar medidas drásticas sobre el comportamiento del hombre o si el hombre debe aprender a adaptarse a este cambio. Y sobretodo, decidir en cuál de las dos opciones nos gastamos el dinero...
Si el cambio es inevitable, ya podemos empezar a pensar cómo repoblar o cultivar toda Siberia, que seguramente se podría convertir en el nuevo granero del planeta una vez calentado un poquito. Y por supuesto, el cambio que se produzca no será de la noche a la mañana, así que el autor confía que el hombre, si se le dan (o no se le quitan) los medios que necesita, sabrá sacarle provecho.

Y aún siendo escéptico con la idea de que el calentamiento global está causado directamente por el hombre, Václav está de acuerdo conmigo y con Tomàs Molina en que todos deberíamos tomar medidas para racionalizar el uso que hacemos de nuestros recursos. Me encantó este ejemplo:

Estando en Japón, visité un pueblo con unas fuentes de agua mineral buenísima. A la mañana siguiente, en el hotel en el que me alojaba, me sirvieron una botella de Evian. No quiero pensar cuánto cuesta trasladar el agua Evian de Francia en una pesada botella de cristal, y sinceramente, la del pueblecito japonés estaba mucho más buena.
Esta triste anécdota es un buen ejemplo de medidas que deberíamos tomar todos. Uso más racional del transporte público (y por lo tanto, mejora de éste, otro trabajo para los políticos), consumo de productos locales, vehículos particulares más pequeños y de consumo limitado, etc.

Y para acabar, que creo que ya me estoy pasando, otra frase bien borde.

Al parecer, la Tierra se está calentando, pero resulta que Marte, Júpiter, Saturno y hasta Plutón también se están calentando. Si eso es realmente cierto, no hace falta escribir este libro, sólo con repetir esta última frase durante 100 páginas se podría transmitir el mismo mensaje.
 

miércoles, 8 de octubre de 2008

Lloverá en algunas comunidades

Obviamente nunca he querido ser hombre del tiempo.

Quizá por eso les tengo cierta manía, por eso, por no acertar casi nunca, y por su manera tantas veces incorrecta de expresarse. Supongo que haber hecho una carrera de ciencias y tener que explicarse por la tele no es una buena combinación, y quizá por eso meten tanto la pata.

Estos días vamos a tener lluvias en el este de España, nos dicen. Hoy empezaban las lluvias, y a partir de mañana seguirán y podrán ser intensas. Ayer nos lo contaban todo, y nos decían que el frente llegaría al este peninsular y que llovería en algunas comunidades.

Veamos... Lloverá en algunas comunidades. ¿Y por qué no en algunas provincias? ¿O en algunas ciudades? ¿O en algunos puntos? ¿O en algunos lugares? ¿O simplemente, lloverá?

No sé qué obsesión tienen los hombres del tiempo con las comunidades, pero The Big Borde piensa que una Comunidad Autónoma no es la mínima unidad indivisible que se debe utilizar cuando se sabe que se va a producir un determinado meteoro(Wiki) pero no se sabe con precisión dónde va a ocurrir. Para eso tenemos expresiones como en cualquier lugar, en puntos diversos, o simplemente, podemos no decir nada y punto.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Libro: El año que mi abuelo vio llover

Esto de los blogs e internet es la leche. La verdad es que últimamente no me sobra tiempo para leer, una excusa tan buena como muchas otras para no abrir un libro. Aunque de vez en cuando, un tema interesante y el empujoncito de un amigo en forma de préstamo bibliográfico puede ser suficiente para sumar un libro más a mi lista de leídos.

Uno de los problemas o ventajas que tengo con los libros es que se me olvidan muy fácilmente. Problema porque se me queda cara de tonto cuando alguien me pregunta sobre qué iba el libro, ventaja porque unos meses después puedo volver a leerlo y disfrutarlo casi como la primera vez. Un día de éstos desempolvaré mi colección de Isaac Asimov y volveré a experimentar los orígenes, la historia, el preludio y otras circunstancias de La Fundación.

Así que hoy seré borde, y de paso intentaré dejar escritas algunas cosas que me gustaron para que no se me olviden, con el libro El año que mi abuelo vio llover, de Tomàs Molina, conocido hombre del tiempo de TV3.



El libro es fácil de leer, básicamente se trata de ir pasando páginas y entender lo que ha escrito, como en casi todos. Ya son menos los libros que una vez leídos nos dejan algo en qué pensar. Por ejemplo, el tan premiado y agradable de leer Cien años de soledad no despierta en mi cerebro ningunas ganas especiales de pensar en algo interesante una vez terminado el último capítulo, pese a que me gustó leerlo.

En cambio, el libro de Tomàs Molina sí que me ha servido para darle una nueva repensada a algunos temas relacionados con la teoría del calentamiento global, y me ha dado algunas ideas, quizá un poco bordes, para afrontarlo.

Me ha sorprendido gratamenete que al autor del libro haya tratado algunos temás tabú en este país con bastante naturalidad, intentando quitarles hierro y haciéndonos pensar. Por ejemplo, nos ha querido recordar a todos que la energía que compramos a Francia, bastante, por cierto, proviene de centrales nucleares. Esas centrales nucleares cuyas torres de refrigeración aparecen como imagen de fondo echando vapor de agua(TBB) siempre que el locutor nos habla de las terribles conecuencias de los gases de efecto invernadero.

También me ha parecido curioso que, siendo presentador de TV3, diga la envidia que le da ir a Madrid y ver la cantidad de cosas nuevas que se hacen ahí cada año mientras en Cataluña todo va más despacio. The Big Borde añadiría que eso que ocurre en Madrid perjudica el medio ambiente, ya que cada vez que un catalán ha de ir a Madrid debe imprimirse un mapa del metro nuevo, pues el anterior ya no le vale, con el consiguiente gasto en papel, tinta y energía que ello supone.

Me ha parecido especialmente sospechoso que el autor insista en que la predicción del clima se basa en complejos modelos matemáticos, cuya efectividad se ha comprobado con los datos que tenemos del pasado. Es decir, se tiene una fórmula que nos explica cómo ha variado el clima en los últimos años, justo hasta ayer. Como hacen los analistas bursátiles con gráficas y verborrea cuando nos explican el comportamiento de un índice. Pero lamentablemente esos modelos matemáticos no sirven para decirnos qué va a pasar a corto plazo, lástima. En cambio, si por ejemplo baja la cantidad de nieve caída en los últimos 3 años en Cataluña, nos dice que los modelos matemáticos ya lo había predicho. ¿En qué quedamos, Tomàs? :)

No quiero que se me olvide tampoco que dice, valientemente, que los políticos nos dicen qué debemos hacer, pero ellos realmente no están haciendo nada de manera activa.

Por culpa de los políticos o a pesar de ellos, también nos cuenta que los científicos han tirado la toalla y no piensan en la posibilidad de parar o revertir el calentamiento global. Nos habla principalmente de cómo mitigar sus efectos. Siendo malpensados, podría parecer que, en caso de que el calentamiento global no estuviera provocado por el hombre, sino que fuera un proceso natural, obviamente no tenemos nada que hacer para modificarlo. Y siendo malpensados de otra manera, podríamos pensar que los políticos no son capaces de solucionar este problema del que tanto nos hablan, o al menos no pueden hacerlo sin arriesgase a perder votos, y ahora nos cambian el discurso sin decirnos exactamente por qué. Vamos, cualquiera podría pensar que legislando activamente, por ejemplo, prohibiendo las bolsas de plástico, subiendo el precio del agua y la luz, construyendo centrales nucleares y limitando significativamente el número de aviones y coches que nos rodean, se podía revertir ese proceso que nos dicen que hemos iniciado nosotros, pero como nos enfadaríamos y no les votaríamos, prefieren no hacerlo.

Ni tampoco quiero pasar por alto que, además de las restricciones, austeridad y sacrificios de los ciudadanos, hay otros métodos investigándose que consisten en usar la tecnología para intentar mitigar la acumulación de CO2 en la atmósfera y el aumento de la temperatura que teóricamente ello supone. Me pareció muy interesante y es algo de lo que se habla muy poco en los medios de comunicación.

Otra cosa que me ha hecho pensar es que se debería bonificar de alguna manera que la gente abandone las ciudades y se traslade a vivir al campo o a pueblos menos urbanos. Creo que es otra idea que debería desarrollarse.

Pero lo que más me ha impresionado es saber el alto porcentaje de gases de efecto invernadero que provienen de los pedos, en especial de los de las vacas y los humanos. Los pedos humanos tienen otros efectos bastante palpables en nuestra sociedad, pero eso da para un post completo o incluso un libro. El año que mi abuelo me vio peer. Me quedo con el título... Y no quiero olvidar que en el libro se menciona que los humanos nos tiramos una media de 20 pedos al día, lo cual implica que diariamente ciento cuarenta mil millones de pedos van a parar a nuestra atmósfera.

Espero que no acabemos como en esa película de Stallone, en la que el hombre viajaba al futuro y se encontraba rodeado de unas máquinas repelentes que le multaban cada vez que decía un taco. Si la lucha contra el calentamiento global supusiera que nos multaran por cada pedo que nos tiramos, muchos de nosotros correríamos el riesgo de arruinarnos en pocos meses. Quizá se debería firmar un Protocolo de Peoto, en el que, de manera similar a como se pactó en el de Kyoto, se fijara una cuota de emisión de pedos por habitante, y se puiera comerciar con la compraventa de esos derechos a peerse. Lo justo sería que al menos el primer pedo de la mañana fuera de libre disposición, y que se fijara un número mínimo de pedos exento de esta regulación.

Debería haber un mercado globalizado para este nuevo producto financiero, algo así como la bolsa (de pedos), que nos serviría para planificar a medio plazo nuestra dieta, en especial la ingesta de fibra y frutos secos, y las consecuencias de ello.

También sería vital para nuestro nivel de vida que hubiera un mercado minorista de derechos de pedos. Una buena regulación y la compraventa anticipada de derechos a gran escala no siempre es suficiente, y en previsión de digestiones especialmente rebeldes e imprevistas, convendría disponer de algún sistema para poder adquirir derechos para peerse de manera inmediata a otros ciudadanos que hayan sabido ahorrarlos anteriormente. Puede ser complicado articular la venta al por menor de derechos de pedos, podría hacerse a través de un mirochip o usando tecnologías como el Bluetooth o el Wifi. En el momento en el que notamos que algo en nuestro interior clama libertad, si hemos superado nuestra cuota de emisiones diaria, se debería poder enviar una señal inalámbrica a nuestro alrededor, con nuestro identificador fiscal, para que cualquiera de las personas que nos rodean puedan vendernos un derecho de emisión, que se descontaría de su saldo si éste acepta la transacción voluntariamente y que sería pagado en el acto por el emisor. En el caso de que nadie tenga derechos suficientes, el ciudadano afectado sería multado por haber sobrepasado los límites máximos de emisiones que aconsejen los científicos, si no es capaz de almacenar los gases de efecto invernadero y finalmente los lanza a la atmósfera.

Con este sistema, conseguiríamos regular la cantidad de pedos emitidos a la atmósfera, penalizaríamos a los que no pongan medios para controlar su cuota y compensaríamos económicamente a los que controlan sus emisiones. Algo parecido a lo que se busca con el protocolo de Kyoto, pero aplicado a nuestra vida cotidiana.

Espero que no tengamos que llegar a eso... Que San AeroRed nos proteja...

domingo, 15 de junio de 2008

El problema del agua

Ahora que llevamos casi un mes de lluvias en Barcelona, voy a hablar del agua y su ahorro. No lo he hecho antes no vaya a ser que Montilla me multe por promover el derroche del agua, pues este año en la Generalidad estaban muy sensibilizados con el tema, multando por llenar piscinas, pidiendo trasvases a ZP, etc.

Con el cacao que hay liado con la Expo de Zaragoza, ahora se habla más que nunca del agua. Recuerdo lo que dijo en su día Jennifer Aniston, nos explicaba que ella se ducha en tres minutos(link) y aprovecha ese tiempo para lavarse los dientes. No sé cuánta agua gastará en la peluquería cada vez que se pinta el pelo, la verdad...

Voy a proponer algo. En este caso, siendo yo, no creo que tenga mucha repercusión, pero si consigo convencer a Mercedes Milá(T5) quizá tenga más éxito. Mi idea es la siguiente; normalmente, al levantarnos, lo primero que hacemos es echar una buena meada orinar. Y normalmente, casi inmediatamente después, ducharnos. Ya sabéis por dónde voy, ¿no?

¡Pues adelante! A partir de ahora, para ahorrar agua, nos levantamos, echamos pasta en el cepillo, ponemos en cronómetro en marcha, y en tres minutos hay que ducharse, echar una buena meada orinar en la ducha y por supuesto lavarse los dientes. Sólo así superaremos a la sensibilizada Jennifer. Se me ocurren otras ideas para ahorrar pasta de dientes, pero prefiero dejarlas a la imaginación del lector...

domingo, 24 de febrero de 2008

Seis grados que podrán cambiar al mundo

Ayer vi este documental de National Geographic, el famoso Seis grados que podrán cambiar al mundo(NG), y no encontré ninguna incorrección gramatical, semántica o fonética. La verdad es que me encanta ver este canal y respeto lo bien que tratan nuestro idioma, muy al contrario que en otros canales de documentales como Discovery Channel, que emite en eso que llaman castellano neutro(YouTube), que supongo que sonará muy neutro en Méjico o en Los Ángeles, pero aquí la verdad es que no...

Voy a hablar de ese documental porque pienso que una de las mayores incorrecciones que se pueden hacer con el lenguaje es mezclarlo malintencionadamente con imágenes que no tienen nada que ver con lo que se está diciendo, pero que pueden confundir deliberadamente al espectador.

En este caso concreto, me sorprendió que al menos en tres ocasiones, si no más, mientras nos decían lo terrible que es emitir CO2 a la atmósfera, de fondo se veía el humo que sale de una central nuclear(GoogleMaps), que como seguro que todos sabéis, no es más que H2O, vapor de agua para los amigos.

TheBigBorde no entrará aquí a valorar la conveniencia o no de la energía nuclear, con o sin calientamiento global, pero sí que está indignado de que nos hablen de churras(Wiki) y nos enseñen merinas(Wiki), aprovechándose quizá de que ya se nos ha olvidado que en el cole nos enseñaron qué es ese humo(Wiki) y por qué se produce(Wiki). ¿O no nos lo enseñaron? Gracias, Wikipedia.

jueves, 24 de enero de 2008

Energías renovables

Esta expresión me encanta: energías renovables. Está casi tan de moda como eso de producto ecológico(RAE). Ahora los coches son ecológicos, es decir, pertenecientes a la ecología(RAE), que es la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno. Bueno, aceptamos coche como ser vivo, qué remedio, está de moda decirlo así ahora.

Pero con la energía se han pasado. En todos los medios de comunicación se habla de energías renovables. Los seguidores de Newton, espero que aún quedemos muchos, nos preguntamos qué fue de aquello que decía: la energía ni se crea ni se destruye, ni mucho menos se renueva, sólo se transforma.

Pero claro, si la cuestión es convencer al inocente espectador de que construir parques eólicos desafía las leyes más básicas de la física, y que gracias a ello nuestro planeta y nuestra conciencia estarán más limpios y la energía, además de transformarse, también se renovará, no hay nada mejor que inventarse un término inexistente y quedarnos tan anchos, que ahora hablar así es la moda...