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sábado, 20 de febrero de 2010

Cercanías o Rodalies, mismas porquerías.

A veces nos cuentan estadísticas sobre lo bien valoradas que están las empresas entre sus clientes. Los de ING Direct no dejan de contar con orgullo que son el banco mejor valorado y más recomendado por sus clientes, Google se vanagloria de que todo el mundo que sepa lo que es un while quiera trabajar con ellos y Apple se felicita por conseguir un impacto mundial con sus presentaciones sin gastarse un centavo en publicidad.

Estoy seguro de que esas mismas estadísticas también se hacen para saber cuáles son las empresas que peor imagen tienen entre sus usuarios. Y apostaría que si una se lleva todos los premios, esa es RENFE.

Hoy he sufrido en mis propias carnes la excelente información que proporciona Renfe a sus usuarios. Tenía que ir a Gavá a recoger el dorsal para una carrera. Recuerdo que hace muchos años usaba esa línea para ir a Cubellas, y que cogía el tren en San Andrés Condal, para luego ir a Cubellas sin necesidad de cambiar de línea.

Para asegurarme, primero miré el mapa. Aquí está el mapa...



Parece claro. La línea 2 pasa por Sant Andreu Comtal y Gavá.

Por si acaso, consulté los horarios online. Aquí están:



Así que todo en orden... Paso por La Maquinista a hacer un recado, me voy a la estación, y saco mi billete justo cuando acaba de pasar un tren en la misma dirección que yo iba a coger. No pasa nada, hay uno cada 10 o 15 minutos, ya cogeré el siguiente.

De todas maneras, qué curioso, por megafonía decían que el tren iba al aeropuerto, creo que en el plano no había ninguna línea que uniera Sant Andreu Comtal y el aeropuerto. Habré mirado mal, no creo que el plano de Renfe esté mal... O sí...

Pasan los minutos y no viene ningún tren. Pasa media hora, y viene un tren.... Destino aeropuerto... Empiezo a cabrearme...

Entonces me da por mirar en la web para móviles de renfe, renfe.mobi, y compruebo perplejo que me dice que desde San Andrés sólo pasan trenes hacia el aeropuerto cada media hora.

Visto que los mapas y horarios que miré en casa no coincidían con las información del móvil, hice un par de búsquedas más y llegué a la conclusión de que la mejor opción era bajar en Paseo de Gracia, donde sí se podía coger el tren que iba sin transbordos a Gavá. Llegué bastante minutos después de los previsto, pero llegué...

Una vez cumplido el recado, volví a la estación. En ningún momento vi alguna señal que indicara por qué vía pasaban los trenes hacia Barcelona. Sólo cuando salió el tren que había parado puede ver un letrero que indicaba la dirección. Afortunadamente, el tren que había parado no iba en dirección a Barcelona, pero hasta que no se fue y me permitió ver la señal, no pude saberlo.

Una vez en el tren, otro error de bulto... Los paneles informativos indicaban que el tren acababa su recorrido en la Estación de Francia, y que la próxima estación en la que iba a parar era Sants. ¡Pero en ningún momento indicaba si paraba o no en las estaciones comprendidas entre Sants y Paseo de Gracia! Al parar en Sants sí que vi en los paneles de la estación que el tren paraba en Paseo de Gracia y Estación de Francia, así que me quedé una parada más, para bajar en Paseo de Gracia, con la intención de ver qué trenes pasaban después, y decidir si era mejor coger el metro o esperar unos minutos a un tren que me dejase en Clot o San Andrés. Me parece genial que se indique a los pasajeros que van a subir al tren en qué estaciones tiene parada. Pero si ya estás en el tren y no has podido consultar en qué estaciones para el tren antes de subirte a él, porque en la estación en la que has subido no se indica, ¿no tienes derecho también a saber en qué estaciones puedes bajarte?

Llegué a Paseo de Gracia. Había tres clases de monitores con información. Unos de leds que indican el próximo tren sólo cuando falta muy poco para que llegue. Otros que tenían unos 80 años de antigüedad, quemados, proporción 4:3 y pantalla de tubo. En esos monitores se veían los 6 próximos trenes que iban a pasar desde las 7:35 de la mañana... Muy poco útil ya que eran casi las 6 de la tarde... Y los últimos, modernos, de LCD, 16:9, con unos mensajes que continuamente nos decían que vigilemos nuestras pertenencias y que nos estaban grabando...

Así que sin referencia de los trenes que iban a pasar, pensé que lo lógico es que pasara pronto uno hacia Clot o San Andrés. Avisan la llegada del próximo tren... Dirección a Estación de Francia... Mala suerte... Venga, espero otro... Pasan los minutos... No hay indicaciones... Más minutos... Y aparece de repente un tren muy raro, sin avisar en ninguna pantalla, dirección a Figueras.

Ya con un cabreo del quince, decido no tentar a la suerte y me voy al metro. Hago el transbordo hacia la línea 2 para bajar en Clot. No soy experto en túneles, ¡pero el sentido común me dice que podría hacerse una conexión sin dar tantas vueltas! Además, no hacía más que cruzarme con gente que iba a ver al Barça... Que para más inri, va ganando...

Llegué a casa bastante más tarde de lo que pensaba y muy cabreado con la más que deficiente señalización de Renfe.

Y entonces descubrí el enigma. Si en la página de Renfe eliges la estación de origen, la estación de destino, y pulsas en horarios, el resultado que te da es... Los horarios... ¡De lunes a viernes! Es decir, si haces la consulta un sábado, te dice el horario del lunes. Genial, ¿no? ¿Para qué avisar de que no has elegido el tipo de día? O si no eliges un tipo de día, ¿para qué usar el día actual?, mejor usar el que les dé la gana a los que han hecho la web de Renfe, ¿no?

Lo cuál me hace pensar en otra tremenda injusticia. Si durante el fin de semana pasan menos trenes y tenemos menos horarios para elegir, ¿no sería correcto que el billete fuese más barato? Tomen nota señores gobernantes.

Lo que no he llegado a descubrir es el misterio de los trenes que pasan por San Andrés y el aeropuerto y que no están en el mapa de Cercanías...

Y acabé pensando en una cosa que había leído hace poco... Que ahora que Cercanías de Cataluña había sido traspasado al gobierno autonómico, habían pintado los primeros trenes con una "R" de Rodalies, en lugar de la clásica "C" de Cercanías. Me parece muy bien que le pinten la letra que quieran. Y si los quieren pintar de color naranja que los pinten...

Pero por favor... Sea Rodalies o Cercanías, arreglen primero esas tremendas deficiencias en la información y la señalización y luego pinten lo que les dé la gana.

sábado, 25 de julio de 2009

¿Este sábado juegas?

El mismo día de la maruja y el euro, un manolo, el masculino de maruja, también se cubrió de gloria en el metro...

Venía hablando con otro espécimen de su misma calaña, cuando el manolo número 1 preguntó...

¿El sábado juegas?

El manolo número dos, pareciendo no haber entendido la pregunta, dijo:

¿Ein?

Y el manolo número 1 repitió...

Digo si este sábado juegas...

El manolo número 2 pregunta...

¿Éste que viene?

Lástima que el manolo número 1 no tuviera buenos reflejos... Si los tuviera, le podría haber contestado:

No, éste no, el segundo sábado del cuarto mes de treinta días del próximo año bisiesto, ¿no te jode?

Pero no, le dijo:

Sí, éste que viene...

El resto de la conversación ya no tiene interés...

La maruja y el euro

Las marujas ya han aparecido en un par de posts de este blog, aunque siempre como actrices secundarias. Pero recientemente una maruja me demostró que ellas también pueden ser bordes, aunque en esta ocasión jugando con ventaja debido a las circunstancias de su víctima, aunque la víctima se lo buscó...

Era un sábado por la mañana, sobre las 7:00, y en el metro se podía encontrar dos clases de personas: los locos cómo yo que se iban a una carrera popular por Barcelona, y los que, por obligación, se iban a trabajar un sábado por supuesto con bastante mala leche. Dudo que nadie esté a esas horas en el metro por placer...

Una maruja bajaba rápidamente las escaleras, pues escuchaba que llegaba el metro. Es una de las cosas que más me cuesta entender de las marujas, esa extraña obsesión que tienen de coger el metro que está llegando, aunque para eso tengan que atropellar a alguien, torcerse un tobillo (algo bastante complejo debido a la cantidad de carne que suele rodear sus tobillos) o torcérselo a otra persona, como si dos minutos después no fuera a llegar otro metro por el mismo andén.

A la maruja en cuestión, por los rápidos movimientos que estaba haciendo en la escalera, se le cayó una moneda de un euro cuando estaba a dos escalones del andén, justo delante de un chiringuito de la ONCE, con ciego incluido. El ciego, cuyo sentido del oído le permitió reconocer el dinero botando escalones abajo, dijo:

Señora, eso es dinero, si le sobra compártalo.

Y la maruja, indignada, le contestó:

Sí, claro que me sobra, por eso me levanto y cojo el metro a estas horas.

El ciego se quedó mudo... Y la maruja recogió su euro...

martes, 30 de junio de 2009

Los premios en el AVE

Reconozco que tenía ganas de escribir alguna aventura borde en el AVE desde hace meses, pero aún no se había dado una buena oportunidad hasta hace pocos días, cuando en uno de mis viajes practiqué el tethering(TBB) a alta velocidad.

Casualmente he tenido que volver a subirme al dichoso tren, y esta vez el viaje ha dado más de sí, aunque haya sido casi al final. Normalmente suelo ser el protagonista de las borderías que se leen en este blog, pero esta vez voy a rendir homenaje a una persona que ha demostrado ser especial y educadamente borde.

La historia comienza cuando ya casi acababa el trayecto de Madrid a Barcelona. Esta vez disfruté del viaje en un vagón con unos asientos algo más espaciosos y con menos densidad de pasajeros por metro cuadrado, ya que transportaba un material especialmente sensible, delicado, voluminoso y pesado, y por su bien, no por el mío, hice el viaje en la zona del tren en la que normalmente viajan los famosetes o los espabilados que saben buscar buenas ofertas por internet...

Mi compañero de asiento, al que deseo una larga y dolorosa recuperación de la tortícolis(RAE) que seguro que tiene después de pasarse medio viaje hablando con sus compañeros de los asientos de atrás a través del hueco de su asiento y el mío, invadiendo lateralmente mi espacio vital reiteradamente, vio pasar a alguien cuando ya el tren estaba desacelerando. Como si la conociera de toda la vida, dijo a la mujer algo parecido a esto:

Enhorabuena por el premio que has ganado, qué bien, te lo mereces.

Se me hizo raro que hablara con esa naturalidad a alguien que venía de varios asientos más atrás, pues normalmente los compañeros de trabajo suelen venir agrupados en el vagón, y la verdad, lo primero que pensé es que eran compañeros de alguna empresa, y el pelota de turno estaba felicitando a una de sus jefas premiada por su duro trabajo y alguna que otra cuota que cubrir. Reconozco que ni miré a la mujer en cuestión, básicamente porque no soy muy cotilla, pero sí que pude escuchar su respuesta.

Pues no ha sido uno, han sido dos.

Y siguió su camino tan pancha.

Por unos momentos me quedé pensando en lo borde que había sido la mujer con su compañero de trabajo, que sólo quería ser educado aunque un poco pelota, mientras me dirigía a la puerta de salida con tiempo suficiente para recuperar mi valioso equipaje. Y una vez ya en la puerta de salida, me di cuenta que la señora estaba también esperando, al parecer con ganas de salir pronto del tren para que nadie más la felicitara... Pues... Tras unas gafas oscuras se encontraba... ¡Concha Velasco!

Sí, la chica ye-ye, o la de los anuncios de Tena Lady, según la generación, era la borde que dejó al tío a cuadros por reducir a la mitad los premios(elPais) que ganó hoy. La verdad es que no me gustan sus películas ni sus apariciones en programas de cotilleo, pero reconozco que la mujer me empieza a caer bien después de haberla visto defendiéndose bordemente de un pelota admirador bastante poco informado.

lunes, 22 de junio de 2009

Tethering y otros hábitos

Hoy he experimentado una sensación indescriptible... ¡Practicar tethering(Wiki) a 300Km/h! La verdad es que no ha ido mal, excepto porque en Los Monegros(Wiki) hay menos cobertura GPRS que sitios con sombra y porque el reflejo del sol de media tarde no dejaba ver bien a veces la pantalla del Mac.

Por lo demás, todo muy bien, el Mac y el iPhone forman un buen equipo, el iPhone proporciona al Mac la conexión a internet por 3G, que en circunstancias normales devoraría la batería en muy poco tiempo, y en agradecimiento el Mac se dedica a cargar el iPhone a través del mismo cable, del que no llegué a ver salir humo en ningún momento pese al esfuerzo. El sistema todavía dista de ser perfecto, sobretodo cuando se pasa de una zona con cobertura a una sin, y luego se vuelve a recuperar... A veces la mejor única solución es por este orden renovar el DHCP en el Mac, sacar y volver a meter el cable, o definitivamente desconectar y volver a conectar el modo avión del iPhone. Todavía no he tenido que apagar y encender el iPhone, pero tiempo al tiempo.

Pero no quería sólo bacilar de internet a alta velocidad, nunca mejor dicho. Lo que quiero es analizar lo mucho que disfrutamos usando términos ingleses cuando hablamos español, sobretodo si son acerca de gadgets para geeks, valga la redundancia. No tengo claro si sabríamos decir en español mobbing, check-in, parking o tethering... Así que voy a aportar mi granito de arena a esta fea manía, y voy a inventarme unas palabras que describen comportamientos o acciones modernas, que sin ser necesariamente geek, creo que merecen una palabra rara que las defina.

A primera hora de la mañana, en el Metro en dirección a Sants, asistí a una buena sesión de wagoncrossing. El wagoncrossing es una conocida afición que consiste en entrar en el Metro por un extremo, y repentinamente, sentir la imperiosa necesidad de salir justo por el extremo contrario, por lo que el practicante de wagoncrossing debe recorrer toda la longitud del tren, buscando obviamente el lugar más estrecho y con más gente acumulada para atravesar uno a uno todos los vagones del convoy. Por supuesto, los seguidores del wagoncrossing se organizan espontáneamente, de manera que entran por ambos extremos del convoy y deben dirigirse al extremo opuesto, y en el momento en el que se cruzan, lo hacen por el mismo sitio, que naturalmente es donde hay más gente esperando pacíficamente para salir por la puerta más cercana sin necesidad de molestar a los demás. Lo difícil que debe haber sido la vida de esas persona hace años, cuando no se podía pasar de un vagón a otro...

Más tarde, llegando a la estación de RENFE de Sants, me encontré con un par de personas practicando un pasatiempo habitualmente veraniego, el show'n'hide. El show'n'hide consiste en llevar una indumentaria cuya estructura y talla son inferiores a la debida, de manera que hacen que se desborden los michelines(RAE) de la protagonista o se pueda adivinar el color del tanga que desluce, y a cortos intervalos de tiempo, estirar las prendas que no cubren todas las vergüenzas de su dueña para conseguir cubrirlas temporalmente, hasta que la elasticidad de las mismas vuelven a dejarlas al descubierto, y vuelta a empezar.

Ya en el tren, no faltaron los fans del secretshouting. Los amantes del secretshouting suelen llevar traje, no de mucha calidad pero sí más caros que la porquería de móvil que usan. Suelen gritar para hablar por teléfono, de manera que todos los que están a menos de ocho asientos de distancia se enteran, aunque no quieran, de los secretos inconfesables de su empresa o de su cuñado. Imagino que la corbata con la que les castigan en su trabajo tiene alguna influencia en la cantidad de sangre que les llega al cerebro o que la presión sobre su laringe ha hecho que pierdan la capacidad de comunicarse con un tono de voz normal, por lo que gritan para intentar comunicarse por teléfono.

De vuelta en Barcelona, una madre practicaba son su hijo el sonfattening, que consiste en alimentar al pobre chaval con bollería industrial a las siete y media de la tarde, a menos de dos horas de lo que debería ser una cena sana y ligera. Esta práctica es totalmente incompatible con preparar un buen bocadillo o algo de fruta en casa y suministrárselo al niño, aunque sí que es mucho más cómoda.

Espero que pronto estas palabras sean de uso tan habitual como muchas otras que tenemos que soportar cada día.

jueves, 19 de marzo de 2009

El borde en UK

The Big Borde ha tenido que abandonar de nuevo por unos días su tierra natal y visitar un país extraño. Londres ha sido mi reciente destino, para asistir a un evento secreto, desconocido por la opinión pública y cuyo anonimato queda cubierto por la firma de un NDA...

No hace falta irse muy lejos para descubrir cuánto podemos y debemos mejorar en nuestro país. Recientemente escribía sobre Iberia y una tercera compañía(TBB). Todos sabemos que esa compañía es British Airways, y que hace ya bastantes meses que Iberia y British operan con código compartido, es decir, en determinadas rutas, podemos comprar un billete en British y volar con Iberia, y viceversa. En esta ocasión volé a Londres con British y volví a Barcelona con Iberia, pagando el billete a British. Y fue muy aleccionador hacerlo así. Además de las presuntas huelgas encubiertas, se habla mucho en círculos económicos sobre el canje de acciones de ambas compañías cuando se produzca la fusión, es decir, cuánto más vale British que Iberia. Yo no sé cómo miden eso los economistas, pero el sufrido pasajero no creo que tenga dudas sobre cuál de las dos empresas vale más, al menos respecto a la calidad del servicio.

Ambos vuelos salían de noche. En el de British, daban cena gratis (un sandwich y una botella de vino). En el de Iberia, te daban una carta con el precio de los bocadillos y el vino... Pero eso sí, si pagabas la cena te regalaban una chocolatina.

En ambos vuelos tuve que ir del avión a la terminal en autobús. En el de British, un señor de la propia compañía pedía amablemente a los pasajeros que se dirigiesen hacia el fondo del vehículo y rápida y ordenadamente se llenó el autobús y llegamos sin incidentes a nuestro destino. En el de Iberia, la organización espontánea de los pasajeros en el autobús provocó 13 codazos, 21 empujones y 37 gruñidos, 3 de ellos míos.

Para facilitar el proceso de facturación en ambos vuelos hice el check-in por internet. En el de British, tuve que imprimir una sola hoja. En el de Iberia, dos, una de ellas con publicidad.

En ambos repartieron prensa. En el avión de British pude leerla cómodamente. En el de Iberia, el periódico no cabía en el espacio disponible entre mi asiento y el de delante si lo inclinaba más de 30 grados hacia delante.

Si el horario lo permite, obviamente optaré por British la próxima vez que tenga que ir a ver a los hijos de la Gran Bretaña. Y deseo a todos los accionistas de Iberia mucha suerte con el canje de acciones, si éste llega a producirse...

Emocionante fue bajar del avión y encontrar un mensaje que indicaba por donde debían entrar los bordes a UK. Todo un detalle...



Después de este mensaje de bienvenida, lo poco que pude ver en Londres volvió a recordarme lo mal que se pueden llegar a hacer las cosas en Barcelona. No es la primera vez que he ido a Londres, habré estado unas 10 veces, pero esta vez hacía quizá un par de años que no iba y casi había olvidado algunas sutiles diferencias entre la sociedad anglosajona y los españoles que nos rodean...

Por ejemplo, los ingleses se colocan al lado derecho de las escaleras mecánicas si se van a quedar parados mientras éstas suben. Y los ingleses que tienen prisa pueden subir andando por el lado izquierdo. En España, mucha gente, especialmente aquellas personas cuyo culo es difícilmente franqueable en un espacio reducido, prefieren colocarse al lado de otra persona dotada de unas posaderas de magnitud similar y de esa manera bloquear el paso a los demás usuarios mientras conversan animadamente sobre la última hazaña del personaje del corazón de turno.

En Londres, cuando un tren llega a la última estación y en ese mismo andén hay gente esperando para subir, los usuarios que acaban de llegar a su estación bajan ordenadamente, una vez que están todos fuera unos empleados de la empresa ferroviaria entran en el tren, se vuelven a cerrar las puertas, se realiza un rápido chequeo de seguridad, tras lo cual se vuelven a abrir las puertas y los empleados bajan del tren. Hasta aquí, admirable, pero lo mejor es que la gente todavía no sube al tren. Segundos después, por megafonía se indica que ya se puede subir al tren, y ordenadamente, la gente lo hace. Invito a quien no lo haya hecho nunca que coja el Metro en Santa Coloma y vaya a la estación de Fondo alrededor de las 8 de la mañana. Hordas(Wiki) de marujas asesinas y otros especímenes sociales diversos ponen en serio peligro la integridad de quienes pretenden bajar pacíficamente en esa estación, pese a que, con letra pequeña y sin recordarlo por megafonía, se nos recuerda tímidamente que debemos dejar salir del vagón antes de entrar...

Los ingleses suelen gritar mucho, sobretodo cuando van al fútbol. Pero el 99% restante de ingleses son bastante pacíficos. Por si no nos parecen suficientemente tranquilos, en el Heathrow Express hay vagones especiales, las Quiet Zones(link), en las que no nos vamos a encontrar con el ambiente habitual de los medios de transporte de nuestro país. Tonos de llamada con canciones de Los Chunguitos, individuos que hablan gritan por el móvil que este mes no van a pagar a su proveedor, que lo tiene que entender, pues claro, ya sabemos, son personas honradas, siempre han pagado aunque tarden un poco, o jovencitos con el plato de comida siempre caliente en casa de sus papis y su propio teléfono de última generación, que por muy último que sea suena a lata cuando pones música mala a toda pastilla, y por supuesto, niños malcriados e insoportables que gritan, corren, saltan y molestan a los demás, y ni siquiera cambian de actitud cuando su madre dice "hijo, para ya, que ese señor se va a enfadar"...

No sé si algún día conseguiré subir por una escalera mecánica sin miedo a chocar con un culo a una mujer pegado y salir rebotado escaleras abajo... Tampoco sé si salir del Metro en una estación con muchos pasajeros y pocos asientos dejará de ser un deporte de riesgo. Ni puedo saber si llegará un momento en el mis conciudadanos escuchen su música sin compartirla de manera altruista con los demás. Mientras, siempre nos quedará Londres...

viernes, 13 de febrero de 2009

Iberia y una tercera compañía

Hace semanas que tengo apuntada esta frase en mi libreta del borde. Tanto tiempo ha pasado que incluso el conflicto que originó la afortunada frase, para gozo de los sufridos pasajeros, parece que ya ha finalizado.

Fue durante el máximo apogeo de la huelga de celo de pilotos de Iberia, y antes de la gran nevada, cuando un empleado de alto rango del aeropuerto de Barajas hablaba de los problemas que estaban ocurriendo en al aeródromo con las maletas, retrasos, colas y falta de información.

El señor nos explicaba que muchas de estas cosas estaban originadas por la huelga encubirta de los pilotos de la principal aerolínea española, cuyo origen al parecer estaba en las negociaciones para la fusión de Iberia con una tercera compañía.

The Big Borde se pregunta... Si estamos hablando de una compañía como Iberia y de su fusión con una tercera compañía... ¿Cuál es la segunda compañía? Creo que me falta una...

viernes, 2 de enero de 2009

El borde y el obelisco

Recientemente The Big Borde, conocido merengue(RAE) que reside en Barcelona, estuvo con sus hermanos en Madrid, para asistir a un partido del Real Madrid y alimentarse de entresijos, gallinejas(Wiki), zarajos(Wiki) y codillo.

Siendo madridista es muy fácil ser borde con los barcelonistas, algunos de ellos amigos míos. Lo que más me gusta decirles es que una de las cosas que distingue al Real Madrid del F.C. Barcelona es que en Madrid hay una parada de Metro llamada Santiago Bernabéu, pero en Barcelona no tenemos una llamada Nou Camp... Es indescriptible la sensación que produce coger el metro un día de partido, escuchar "Próxima parada: Santiago Bernabéu", y ver la leve sonrisilla de todos los ocupantes del vagón, vayan o no al fútbol.

Pero no es de eso de lo que quería hacerme eco... Cuando The Big Borde y hermanos íbamos a alimentarnos...



Pasamos por una pequeña plaza, llamada Plaza de Ortega y Munilla, y pudimos observar un extraño obelisco.



No recuerdo a qué estaba dedicado, pero sí recuerdo dos anotaciones escritas en él.



The Big Borde empezó este blog precisamente para defender el uso correcto del lenguaje, especialmente en los medios de comunicación. En uno de mis últimos posts fui crítico con una mujer del tiempo que nos daba la presión atmosférica en hectopascales, algo que es correcto pero quizá excesivamente correcto para la mayoría de su audiencia, acostumbrada a los bares para medir presión atmosférica y para tomar cañas.

Pero esta vez creo que el señor que decidió poner esas dos anotaciones en el obelisco se ha pasado varios pueblos. Tradicionalmente, usamos los números romanos para contar Papas, nombrar siglos y también en los créditos de las películas. Los Papas se cambian muy de largo en largo, así que es fácil recordar por cuál vamos o saber cuántos Benedictos ha habido. Los siglos duran 100 años y como sólo llevamos XXI es fácil saber de cuál estamos hablando.

Pero el pobre señor que pase por delante del obelisco y vea los dos números en cuestión, o los ignorará porque probablemente tenga cosas más importantes que hacer que descifrar numeración romana, o se dedicará a fotografiarlos y publicar un post en su blog preguntándose por qué leches no ha puesto 1989 y 1996, en vez de MDCCCCLXXXIX y MDCCCCLXXXXVI.

Seguramente habría acabado de esculpirlos antes, y habría conseguido que quienes pasen por delante se interesen en qué ocurrió durante esos dos años. Yo me acordé de los números... Pero fue tal el shock que sufrí que no me quedaron fuerzas para interesarme en el resto del obelisco.

sábado, 18 de octubre de 2008

Ya no es obligatorio llevar el resguardo del seguro del coche

Eso nos decían ayer por la tele y en casi todos los periódicos.

De manera más o menos textual, la noticia era:

A partir de ahora ya no es obligatorio llevar el resguardo del pago del seguro obligatorio. Los agente podrán comprobar gracias a sus sistemas informáticos si el vehículo está al corriente del pago del seguro. De todas maneras, la Dirección General de Tráfico(DGT) recomienda llevarlo con el resto de documentación del coche, para evitar problemas.

The Big Borde sólo va a hacer una pregunta al aire...

¿Qué problemas?


Me recuerda a una anécdota que me paso hacé unos meses en el aeropuerto de Madrid. Hacía poco tiempo que Air Europa permitía imprimir la tarjeta de embarque desde casa, para así ahorrarnos un tiempo precioso de colas y esperas. De paso, Air Europa se ahorra unos cuantos millones de euros al año, pues el papel y la tinta de la impresora los paga el pasajero. Pero claro, también nos dice Air Europa, es una medida que contribuye a mejorar el medio ambiente, pues se gasta menos papel.

Quien haya comprado muchos billetes electrónicos seguramente podrá confirmar que lo recomendable es imprimir una copia de la página web con el código de la reserva, imprimir el justificante del pago con la tarjeta, imprimir el e-mail de confirmación de la reserva, que casi siempre ocupa dos o tres hojas, imprimir dos copias de la tarjeta de embarque, con publicidad incluida en la copia para le pasajero, y por supuesto, se recomienda llevar todo eso en un sobre de papel. Tremendo el ahorro...

Pues iba yo con mi tarjeta de embarque impresa en casa, en la que decía "Por favor diríjase directamente a la puerta de embarque", cuando en la cola para entrar al avión un gañán(RAE) con uniforme de Air Europa me dijo:

Señor, tendría que haber pasado antes por el mostrador de Air Europa.

Yo, que todavía no estaba indignado, queriendo sacarle de su ignorancia, le dije:

No, no hace falta, esto es la tarjeta de embarque y no tengo que pasar por el mostrador, la verdad es que es mucho más cómodo y más rápido.

El individuo me pidió la tarjeta y se acercó a su superiora, intercambió un par de palabras, casi recibió una colleja, y volvió hacia mí.

Señor, puede pasar, de acuerdo, pero debería haber pasado antes por el mostrador, es mejor.

Está claro que, aunque sea mucho más cómodo y rápido ir directamente a la puerta de embarque, es mejor pasar antes por el mostrador de facturación. Como tenía prisa y no muchas ganas de discutir, no le pregunté por qué.

jueves, 25 de septiembre de 2008

El borde en Munich

Reconozco que los aeropuertos son unos de los sitios donde más borde se puede ser, y donde más borderías se escuchan y se echan de menos(TBB).

Hace pocos días tuve que hacer un viaje relámpago a Los Angeles, lo que ha provocado dos cosas.

La primera, que me pregunte por qué leches se dice viaje relámpago, y no viaje rayo o viaje trueno.

La segunda, que escriba este post con varias anécdotas relacionadas con borderías.

Pasemos a la segunda mientras sigo rumiando sobre la primera.

Lo primero que me sorprendió es que las autoridades de Estados Unidos están especialmente sensibilizadas con el repentino aumento de la audiencia de este blog, y al parecer, han tomado medidas. Sirva como ejemplo este formulario que debían rellenar todos los pasajeros extranjeros.



Sí, habéis leído bien, en la parte de arriba, fondo azul oscuro y letras blancas, al lado del escudo. ¡US Customs and Border Protection! Traducido al castellano, ¡Aduanas de EEUU y protección contra bordes! (traducción arbitraria e interesada del autor de este blog)

Todo fue bien, me preguntaron algunas cosas pero no detectaron que soy un borde, así que pude pasar el control. Afortunadamente aún mantengo mi identidad en secreto entre los lectores de este blog, excepto para mis conocidos, que creo que son todos...

Todo fue bien por EEUU, incluidas las estancias en el aeropuerto.

Fue en Alemania donde eché de menos la posibilidad de ser borde. Me hizo gracia el concepto que tienen de última llamada en el aeropuerto de Munich, aunque creo que es algo endémico a todos los aeropuertos del mundo.

Para ilustrar la situación, usaré nombres ficticios que no pongan en riesgo la identidad de nadie.

Ésta es la última llamada para el vuelo LH 555 destino Almendralejo. Por favor señores pasajeros, embarquen por la puerta número 13.

Vuelo LH 555 de Lufthansa destino Almendralejo, ésta es la última llamada, por favor embarquen urgentemente por la puerta número 13.

Señor Ausgang y Señor Einbahnstrasse, ésta es la última llamada del vuelo LH 555 destino Almendralejo. Por favor embarquen inmediatamente por la puerta número 13.

SEÑOR. AUSGANG Y SEÑOR EINBAHNSTRASSE, ésta es la ÚLTIMA LLAMADA del vuelo LH 555 destino Almendralejo, por favor procedan a embarcar inmediatamente por la puerta número 13.


No me extenderé innecesariamente, pero la última llamada fue última, penúltima, antepenúltima, anteantepenúltima y (ante)^10 penúltima.

Propongo que los encargados de estos avisos sean un poco más bordes, y digan algo como:

Vuelo LH 555 para Almendralejo, vamos a embarcar, por favor vayan levantándose que embarcaremos pronto por la puerta 13.

Vamos a ver, que no es broma. La puerta 13 está abierta y el vuelo LH 555 para Almendralejo está siendo embarcado. No quiero ponerme pesado pero en dos minutos cerraremos la puerta, con o sin ustedes.

Ya estamos como siempre, Señor Ausgang y Señor Einbahnstrasse, no es tan complicado, puerta 13, un 1 y un 3, imagino que les están esperando en Almendralejo, y me da la risa de pensar la cara de tonto que se le quedará a su familia si pierden el vuelo, y lo que me voy a reir yo si esto acaba pasando.

Ahora sí, ni una más, SEÑOR AUSGANG y SEÑOR EINBAHNSTRASSE, ÚLTIMA LLAMADA, hagan el favor de ir a la puerta 13, sí, ésa que se está cerrando, y señores pasajeros de otros vuelos, si ven a esos dos capullos denles una colleja de mi parte y díganles que va en serio, que ya he dejado hoy en tierra a otros 15 gilipollas que se creen que vamos a esperarles toda la vida.


Imagino que sería más efectivo... Ojalá podamos comprobarlo algún día. Lo que sí me fastidió es quedarme sin saber si los señores Ausgang y Einbahnstrasse perdieron el vuelo o no. Creo que después del tostón de las últimas llamadas sería un detalle recompensar a los demás pasajeros diciendo:

Señores pasajeros, el Señor Ausgang y el Señor Einbahnstrasse han perdido su vuelo. Les pedimos un sonoro aplauso para ellos y les rogamos disculpas por las viente últimas llamadas del vuelo LH 555.


Por cierto, por si alguien sospecha que los nombres utilizados tienen algún significado especial, la respuesta es sí. Son mis dos palabras favoritas en alemán. Desde el día que descubrí, después de ver varias estaciones de tren llamadas Ausgang, que Ausgang significa Salida, y no es el nombre de ninguna estación. Einbahnstrasse es más curioso, en alemán, las calles se llaman (nombredelacalle)strasse. Strasse, obviamente, significa calle. Y no es cierto que en cada pueblo haya una calle llamada Einbahnstrasse, como he llegado a pensar. Incluso en algunos pueblos, más de una. Es más sencillo, simplemente, Einbahnstrasse significa calle de un solo sentido.

Dejando Alemania y volviendo a España, hoy, viendo el telediario, recordé que el viaje lo inicié en Madrid, y curiosamente, con Spanair. Lo recordé porque una señora, en el informativo de Antena 3 de esta noche, decía indignada que es muy desagradable ver los restos del equipaje del vuelo que se estrelló el mes de agosto esparcidos por el suelo. Me entristece mucho lo que pasó en ese vuelo, pero por favor, señora, si es tan desagradable ver los restos del avión en el suelo, que siguen ahí en principio por causas de la investigación, haga el favor de abrocharse bien el cinturón durante el despegue, siéntese con la espalda recta y deje de fisgonear por la ventanilla, ¡so cotorra!

miércoles, 27 de agosto de 2008

El borde de vacaciones

Los bordes también tienen derecho a irse de vacaciones, merecidas o no, pero no tienen permitido descansar durante ese periodo y deben seguir siendo bordes y plasmando sus borderías en este blog.

Este año the Big Borde se fue unos días de vacaciones con la familia, no muy lejos de casa, a descansar, tomar el sol y pensar lo borde que podría ser si fuera el gerente del hotel en el que se alojó.

Es una lástima que en los hoteles se deba ser exquisitamente atento con las clientela, pues creo que durante las vacaciones es cuando la gente se vuelve más gilipollas y más oportunidades de ser borde con ellos se tienen.

Yo sería especialmente borde con los españoles, pues pese a lo que diga Gasol, me temo que si no cambiamos algunos hábitos va a ser difícil que nos admiren los extranjeros que vienen de vacaciones a nuestro país y se topan con algunas costumbres autóctonas poco admirables...



Empezaría siendo borde con la comida. Rectifico, con los que se la comen. Es habitual que en los hoteles haya restaurantes con buffet libre, y algunos de ellos, orientados especialmente a las familias con descendencia, ofrecen una pequeña zona de ese mismo buffet con platos especiales para niños. Lo triste es ver cómo los adultos españoles se agolpan alrededor de esa zona y se llevan platos a rebosar de patatas fritas, nuggets de pollo o pasta con queso y tomate, mientras los niños lloran desconsolados porque un gordo cabrón



se ha llevado la ración de patatas correspondiente a 10 niños mientras los guiris(RAE) se hartan de gazpacho, gambas, paella y sandía.

Si the Big Borde fuera el gerente del hotel, cerraría esa zona y haría dos entradas distintas, una para niños y otra para adultos, como hacen en las tiendas Imaginarium.



Pero eso sí, la puerta de los adultos estaría electrificada para que en cuanto el adulto de marras intentara acceder al recinto de la comida de los niños sufriera una descarga de 25.000 voltios, se grabara la escena con una webcam e inmeditamente fuera publicada en YouTube, mientras por la megafonía del comedor se escuchara la voz del Big Borde diciendo "Gordo cabrón, ¿por qué no dejas en paz la comida de los niños y les das ejemplo con una buena ensalada, algo de pescado o carne a la plancha y un poco de fruta de postre?

No sé si el cliente volvería, pero seguro que se acordaría de mí...

También es curioso el buen uso del horario de comidas del establecimiento. Somos tan afortunados en España que el sol empieza a calentar a partir de las 10 de la mañana, a las 7:30 de la mañana ya hay luz y comida preparada para darse un buen desayuno, y los momentos de máximo sol transcurren entre las 13:00 y las 14:00. A partir de las 18:00, la sombra suele adueñarse de buena parte de las zonas de piscina. Por todo esto creo que no es mala idea comer cuando el sol comienza a hacer daño, léase las 13:30. Si queremos espaciar adecuadamente el desayuno y la cena, tiramos 6 horas atrás para pegarnos un buen desayuno y nos encontramos con que las 7:30 es una buena hora. Tiremos 6 más hacia delante, y debería ser lógico cenar sobre las 19:30. Obviamente, no son las horas que siguen la mayoría de españoles. Pero algo de bueno han de tener si los guiris y the Big Borde están desayunando, comiendo y cenando a esas horas, mientras la mayoría de españoles lo hace aproximadamente dos horas después, previa espera a la entrada del restaurante porque a esa hora ya hay cola para entrar, y degustando los sabrosos platos recalentados y el pan convenientemente manoseado. El único problema de este horario europeo es que es incompatible con la programación cultural de las distintas cadenas generalistas que comienza alrededor de la medianoche. Y sin esa tele a todo volumen y esos programas de calidad antes de coger el sueñecito, ¡qué sería de muchos!

Dejemos el comedor y vayamos ahora a la piscina. Una vez más, en una zona turística es fácil distinguir a los españoles. Mientras los guiris y the Big Borde hacen cola a la puerta de la piscina 10 minutos antes de que la abran, con el objetivo de hacerse con una posición privilegiada tras un cálculo exhaustivo de la orientación de la sombra de la sombrilla durante todo el día, los españoles aparecen una hora después, con cara de sueño, después de haber desayunado fuerte (un café y un par de bollos industriales), maldiciendo porque los guiris ya han cogido todas las tumbonas y ellos, después de haberse levantado pronto, se quedan sin sombra, o peor aún, lejos del bar. Si the Big Borde fuera gerente del hotel, también haría dos accesos distintos a la piscina, uno para guiris y bordes, y otro para españoles dormilones. Este último se abriría a las 11, y llevaría a una zona reservada de la piscina con barra libre de bollería industrial (para aprovechar la jornada de sol sin necesidad de pasar antes por el restaurante a desayunar) y surtidores de vino barato con gaseosa(Wiki), todo ello rodeado de una capa de material insonorizante para que el resto de huéspedes no tenga por qué enterarse de dónde se han ido de vacaciones los últimos diez años, lo bonito que es Disneyland París o cuánto consume el último coche que se han comprado.

En definitiva, un borde de vacaciones no puede entender cómo hay tanta gente que paga una estancia en un hotel para hacer cola en el restaurante, comerse las sobras de los demás y la comida de los niños y contar su vida a otra persona que acaba de conocer en la parte más recóndita de la piscina. Seguiré yendo de vacaciones a sitios con muchos guiris y horario de guiris, y recopilando hazañas de mis compatriotas durante su disfrute vacacional...

martes, 5 de agosto de 2008

Los orígenes del Big Borde

Ahora que estoy convencido de que lo borde está de moda, me pregunto cuándo y por qué empecé a ser borde...

Creo que una de mis primeras experiencias con algo borde fue hace unos años, en Nueva York. Una señal de tráfico, en frente del Metropolitan, con tono autoritario y borde, me abrió los ojos. Fue hace unos años, y creo que ahí empezó la historia de The Big Borde.

viernes, 27 de junio de 2008

¿Por dónde salgo?

Para ser consecuente con mi decisión de abarcar nuevos ámbitos donde uno puede ser borde, voy a dejar constancia de una situación que viví recientemente y que me impactó especialmente al comprobar como un señor pudo ser borde y no lo fue...

Estaba en el aeropuerto de Charles de Gaulle, en la infrahumana zona de embarque de Vueling. 24 de junio, festivo en Barcelona, vuelo París - Barcelona, obviamente lleno de niños con gorros de Mickey Mouse y papás y mamás alucinando por lo super mega guay que es Disneyland París. No, no volvía de vacaciones, estaba trabajando, por eso quizá estaba más borde que de costumbre.

La zona de embarque en cuestión es una especie de sala de espera sin lavabos, sin tiendas y con menos asientos que la gente que cabe en los aviones que están esperando a ser embarcados. Un señor se acerca a una puerta cerrada desde fuera, la empuja y obviamente no se abre. Se le nota cara de apuro... Está buscando algo y no lo encuentra.

Se acerca a un amable empleado del aeropuerto y le pregunta dónde están los lavabos.

El amable empleado le contesta "Están fuera, debe salir de la sala".

El señor espeta: "¿Y por donde salgo?"

Y el amable empleado, casi indignado, contesta:

"Pues por la entrada"

El señor que buscaba los lavabos me defraudó. Se me ocurren mil borderías que dedicar al otro señor que le dijo que debía salir por la entrada... En fin... El señor se veía tan contento de que su hijo le hubiera llevado a Disneyland que no reparó en lo absurdo de la respuesta y no contraatacó con una bordería minimamente digna.